El terror siempre ha sido una constante. Adiós a las dudas: este es el mejor thriller de terror noventero de la historia del cine
El terror siempre ha sido una constante en el cine, tanto en la industria de Hollywood como en las cintas de serie B. Todo empezó con el slasher, que comenzó a engendrar en la población un gusto por las vísceras, los litros de sangre derramada, el sexo, las drogas y los asesinos enmascarados. Después, las ejecuciones constantes darían paso a un terror algo más psicológico, más centrado en la aparición de fantasmas, espíritus y demonios.
En esta nueva senda que se acababa de abrir a finales de los años 80, Stephen King, el legendario y prolífico autor concebido por la crítica como indiscutible maestro del terror, tiene mucho que decir. Desde que su primera novela, Carrie, viera la luz en 1973, sus obras han sido adaptadas a la gran pantalla con más o menos éxito. Una de las que mejor paradas ha salido de las garras de la crítica es Misery, dirigida por Rob Reiner, quien después se consolidaría como director gracias a su genial drama judicial Algunos hombres buenos, con un sólido Tom Cruise en el papel principal.
Una protagonista irrepetible
La sinopsis oficial reza así: «Un escritor llamado Paul Sheldon (James Caan) lleva años malgastando su talento con unas románticas historias, de gran éxito comercial, cuya protagonista es una mujer llamada Misery. Decidido a acabar con esta situación, mata al personaje y se refugia en Colorado para escribir una novela seria. Terminado su trabajo, emprende el regreso, pero en una carretera de montaña, pierde el control de su coche y sufre un grave accidente. Annie Wilkes (Kathy Bates), una brusca e impetuosa mujer, gran admiradora suya, lo rescata, se lo lleva a su casa y lo cuida con esmero. Obsesionada con el personaje de Misery, retiene a Sheldon para obligarlo a escribir una nueva historia en la que resucite al personaje»
Seamos sinceros, si hay alguien que llama la atención en este filme es Kathy Bates, que está insuperable en su papel de nefermera esquizofrénica y bipolar que, en palabras del propio King. constituía una compleja alegoría de la droga y el doble filo de sus efectos, complacientes en determinados momentos, monstruosos en otros.
Uno de los mejores villanos que ha brindado la historia del cine es suficiente para sostener una producción claustrofóbica, que tiene lugar entre las cuatro paredes de la habitación y que nos puede aportar un profundo mensaje si vemos más allá de la locura.