El Hormiguero realizó la semana pasada un entrañable experimento social que aún sigue en boca de todo el mundo.
Hace ya una semana que se emitió, pero la visita de Ana Mena a El Hormiguero sigue estando en boca de todo el mundo. Y no solo es por el carisma y energía positiva que destilaba la cantante. Ese mismo día, Pablo Motos proyectó delante de los espectadores y la invitada uno de los experimentos sociales llevados a cabo por Jordi Moltó, uno de los guionistas del programa.
Moltó, que de cuando en cuando elabora este tipo de reportajes, suele inclinarse hacia los contrastes generacionales, mostrando al público la brecha existente entre los niños y los más ancianos en temas como la vida en la ciudad y en el campo, los regalos de Reyes que acostumbraban a recibir los más pequeños y los más mayores de la casa, la comida de antes y la de ahora o la evolución de los gustos musicales a lo largo del tiempo.
En esta ocasión, el guionista se ha desmarcado ligeramente de su tendencia habitual y ha optado por un tema mucho más recurrente: el amor. En esta ocasión, Moltó ha tratado de reflejar las diferencias entre una pareja consolidada desde hace muchos años y una que acaba de iniciar su relación amorosa.
Como suele ser habitual, el experimento nos ha brindado muchos momentos divertidos. Por ejemplo, las parejas recientes elaboraban motes cariñosos como «cari» o «gordito», mientras que las más establecidas no lo hacían o bien empleaban el nombre de pila. Asimismo, las más recientes recordaban con precisión el día que comenzaron a salir, mientras que las más asentadas nunca han celebrado su aniversario. De hecho, las más recientes se besan ante las cámaras con inflamada pasión, mientras que en las más mayores parece haberse instalado la monotonía.
Los abuelos que no pudieron estar juntos
Sin embargo, si algo ha llamado la atención de este experimento ha sido su último minuto. Moltó ha situado delante de la cámara a una pareja de octogenarios que dicen haberse conocido en su juventud pero que nunca pudieron juntarse debido a la oposición de sus familias. «Yo no le pude olvidar nunca«, relataba la mujer.
«No pude lograr ser feliz hasta que hemos podido estar juntos», confesaba. «Yo estoy cada día más enamorada». Por su parte, el hombre también le ha dedicado palabras de afecto. «Te quiero en cuerpo y alma». Después se dirigía al objetivo y aseguraba: «Ella ha sido mi principio y va a ser mi final«.