Existen muchas películas de comedia de dudosa calidad. Esta película tiene una de las discusiones de pareja más divertidas
Las películas de comedia son uno de los géneros más socorridos de los últimos años. Todo espectador se ha visto alguna vez superado por el enorme peso de la jornada laboral y su mejor forma de combatirlo ha sido llegar a casa, hacerse una cena rápida, poner a calentar unas palomitas, enfundarse unas pantuflas calentitas y arrellanarse en el sofá con un objetivo claro. Apretar indiscriminadamente todos los botones que hagan falta hasta toparse con esa comedia, con ese género que sabe que lo hará desconectar de forma temporal de la dura rutina.
En la historia hubo grandes películas que cumplieron este propósito mejor que ninguna otra, ya sean comedias románticas de la talla de Love Actually (2003). O bien comedias propiamente dichas en el sentido más irreverente posible como The Full Monty (1997). Sin embargo, pocas veces encontramos comedias de guion descuidado, que apuestan todo su arsenal a favor de su dúo protagonista y que, a pesar de que su calidad no sea la mejor, logran arrancar una sonrisa en un rostro en el que antes solo había circunspección.
Los protagonistas
Es el caso de Los tortolitos, una película dirigida por Michael Showalter y estrenada en plena pandemia en 2020. La sinopsis oficial reza así: «A punto de separarse, una pareja se enreda involuntariamente en un extraño, divertido y misterioso asesinato. A medida que se acercan al momento de limpiar sus nombres y resolver el caso, necesitan descubrir cómo ellos y su relación pueden sobrevivir a esa noche». Una premisa disparatada para una película igualmente disparatada que hará las delicias de aquellos que no tengan mejor plan para pasar un viernes por la noche. Pero, sin duda, hay un elemento que la hace única.
Si Los tortolitos acierta en algo, es desde luego en la elección de la pareja de protagonistas, un matrimonio que, después de muchos años de noviazgo, se ve obligado a retomar una relación en la que las discusiones parecen haber tomado el relevo del afecto.
Sin embargo, no se trata de discusiones serias ni de lejos, sino de peleas que tienen su origen en las más estúpidas ocurrencias, en los despropósitos más insospechados, ante los cuales el espectador no podrá evitar reír a carcajadas. Una película bastante deficiente en todas sus facteas pero que logra su cometido de distraernos de la realidad por momentos.
