Los Oscar 2019 fueron toda una sorpresa para la comunidad cinéfila. La gran injusticia de los Oscar de 2019: esta película fue la peor parada
Los Oscar de 2019 fueron, para bien y para mal, una ceremonia que ningún fan del cine olvidará, en especial ninguno de los que algún día se hicieron llamar fans de uno de los mejores directores en activo. Entre la expectación de sobres cerrados y la fantástica cartelera de películas que se estrenaron ese año, el coreano Bong Joon-Ho se alzó con la estatuilla a la mejor película y dirección por Parásitos, que contaba las vicisitudes de una familia surcoreana que recurre a una estrategia subrepticia para poder subsistir.
La cinta surcoreana fue la protagonista indiscutible de esa edición de los premios de la Academia y eclipsó casi por completo a otro filme que había recibido nada más y nada menos que diez nominaciones y que suponía la novena y penúltima película de uno de los mejores guionistas de todos los tiempos. Estamos hablando de Érase una vez en… Hollywood, de Quentin Tarantino.
Después de coquetear con sus propias versiones de los western, tanto los italo-americanos como las películas del Oeste de gran presupuesto, el cineasta decidió dar el salto al mundo que le había fascinad toda la vida: el cine de Hollywood, el de las superproducciones, las superestrellas y los superdeportivos, para tejer una crítica mordaz a los excesos y mostrar el lado oscuro detrás del fasto.
El cine dentro del cine
La sinopsis oficial reza así: «Hollywood, años 60. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton (DiCaprio), intenta amoldarse a los cambios del medio al mismo tiempo que su doble (Pitt). La vida de Dalton está ligada completamente a Hollywood, y es vecino de la joven y prometedora actriz y modelo Sharon Tate (Robbie) que acaba de casarse con el prestigioso director Roman Polanski».
La novena obra de Tarantino es, ante yodo, una película que explora el mundo del cine en tres variante bien definidas: una, el pasado, encarnada en Leonardo DiCaprio, otra, el presente, representado por Brad Pittt, que recibió el Oscar a mejor actor de reparto. Y un último, el futuro, simbolizado en Margot Robbie.
Y lo mejor de todo es que ningunas de estas tres perspectivas que se le brindan al espectador parece demasiado halagüeña. A QT no le interesa mostrar la cara bonita de la industria cinematográfica, sino indagar en las cloacas que se han tapado, en temas tabúes como el alcoholismo, el abuso de poder y, por supuesto, la violencia extrema.