A sus 93 años, Clint Eastwood no puede mantenerse en forma de por vida. Esta es la película que nunca debió grabar.
Con casi setenta años de actividad ininterrumpida en la industria cinematográfica, Clin Eastwood ha causado sensaciones en muchos amantes y no tan amantes de cine. Sus sobrias pero efectivas interpretaciones en el sinfín de westerns que ha protagonizado le valieron el reconocimiento de aquello carados en los años 60 y 70, y sus impetuosas interpretaciones de oficial del Ejército estadounidense le valieron el reconocimiento en la década de los 80.
No obstante, donde de verdad se hizo un sitio entre los más grandes del cine fue a partir de los 90, cuando demostró su talento detrás de las cámaras con Sin perdón. Desde entonces, Eastwood se ha caracterizado por dotar a todas sus cintas de un subtexto profundo, en algunos casos entrañable, en otros extremadamente crudo y no apto para todos los públicos. En esta línea se movió uno de sus trabajos más conocidos, Gran Torino, que intercalaba con maestría la clave de humor con un guion cargado de realidad que va dirigido a las familias disfuncionales.
Su fulgurante éxito ha sido, sin lugar a dudas, lo que ha llevado al nativo de San Francisco a tratar de replicarlo con su último filme, estrenado en 2021, y para la que ya contaba con 93 años de edad a sus espaldas. La película no es otra que Cry Macho, cuya sinopsis oficial reza así: «Texas, 1978. Una ex estrella de rodeo y criador de caballos retirado (Eastwood) acepta un encargo de un antiguo jefe: traer a su hijo pequeño desde México de vuelta a casa para alejarlo de su madre alcohólica. En el viaje, ambos se embarcarán en una inesperada aventura».
El problema
El papel que encarna Eastwood es el de siempre: un anciano gruñón que rehúye la compañía y al que súbitamente se le presenta una ocasión para atravesar los últimos años de su vida con una sonrisa. Al igual que ocurre en Gran Torino, esta situación pasa por trabar amistad con un joven que experimenta una situación familiar delicada.
Las noventa primaveras de Eastwood se perciben en sus lentos reflejos y en su visible cojera, que terminan lastrando toda la película. El guion, escrito por él mismo, tiene tantos cabos sueltos que en ningñun momento recuerda a esas tramas memorables que le caracterizaron en Million Dollar Baby o El francotirador. En definitiva, una película olvidable, grabada a marchas forzadas para saciar la última voluntad profesional de su director.
