Existe una película que no le hace ninguna justicia a Julia Roberts, una de las actrices más laureadas de Hollywood. Te contamos cuál es.
Julia Roberts es tal vez una de las actrices mejor valoradas y laureadas de Hollywood. La ganadora del Oscar por la fantástica Erin Brockovich nos ha dejado interpretaciones soberbias que trascenderán a la historia del cine, como la archiconocida comedia romántica Pretty Woman, La boda de mi mejor amigo y un larguísimo etcétera. Sin embargo, existe una película en la que, a pesar de deslumbrar, no consigue cautivar al espectador por la cantidad de malas decisiones que hay a su alrededor.
Se trata de La sonrisa de Mona Lisa, un filme de 2003 dirigido por Mike Newell, que poco después daría el salto a la fama al situarse detrás de las cámaras en la cuarta entrega de la saga Harry Potter. La película cuenta con una sinopsis oficial que reza así: «En 1953, Katherine Watson (Julia Roberts) se traslada desde California al campus de la prestigiosa y estricta universidad de Wellesley en Nueva Inglaterra para enseñar historia del arte. En plena postguerra, Watson espera que sus estudiantes, las mejores y las más brillantes del país, aprovechen las oportunidades que se les presentan para emanciparse. Sin embargo, poco después de su llegada, descubre que la prestigiosa institución está anclada en la tradición y el conformismo».
La cinta, con una Roberts genial en su papel protagonista y una Kirsten Dunst insuperable como alumna tóxica y repelente, se desmorona por un agujero flagrante en el guion. Al principio, las enseñanzas de la película se transmiten a través de las clases magistrales de la profesora, que poco a poco va inculcando en sus alumnas la idea de que deben tratar de ser independientes en la medida de lo posible una vez terminados sus estudios.
El agujero del guion
Sin embargo, estas moralejas, fantásticamente guionizadas se vienen abajo cuando Newell decide, repentinamente y sin previo aviso, poner el foco en la vida cotidiana del centro. El personaje de Roberts pasa a ser una figurante más y el espectador casi llega a olvidar su labor como docente transformadora.
A pesar de las extraordinarias interpretaciones de Roberts y Dunst, La sonrisa de Mona Lisa no sostiene una premisa jugosa por sus agujeros de guion y una trama trenzada con mimo en su primera mitad, pero que se apresura en su segunda.