La mejor película de artes marciales no decepciona. La secuela de la mejor película de artes marciales te sorprenderá
Si hay un género que ha transgredido todas las normas del cine de acción, ese ha sido el de artes marciales. A todos nos gusta un buen surtido de puñetazos repartidos sin miramientos, de luchas encarnizadas en las que el más mínimo paso en falso puede suponer la muerte de uno de los contendientes y en los que la sangre se derrama por los cuatro costados del cuerpo.
Aunque el género cayó en desgracia hacia la década de los 80, Quentin Tarantino siempre guardó para esta clase de películas un hueco especial en su corazón por ser aquellas con las que se crio durante su infancia y que devoró cuando era adolescente. En 2003, el cineasta decidió rendirles homenaje con el primero volumen de Kill Bill, una historia de venganza que dejaba atrás los complejos guiones propios de su filmografía y se centraba en sacar la katana a pasear y en deleitar al espectador con largas y geniales secuencias de acción.
La recepción
En 2004, apenas un año después del estreno de la primera entrega, vio la luz Kill Bill vol. 2, La sinopsis oficial reza así: «Tras eliminar a algunos miembros de la banda que intentaron asesinarla el día de su boda, «Mamba Negra» (Uma Thurman) intenta acabar con los demás, especialmente con Bill, su antiguo jefe (David Carradine), que la había dado por muerta».
El segundo volumen recupera ese sello de Tarantino que tanto echaron de menos algunos espectadores en la primera entrega: diálogos profundos, acción dividida en capítulos, piezas dispersas de un rompecabezas que terminan ensamblándose al término de la obra y una presentación solo a la altura de su director y de los fantásticos actores que trabajan en la película.
Nadie dentro de los circulas académicos de cine se esperaba que Tarantino fuera capaz de dotar al segundo volumen de Kill Bill de su tónica habitual después de haber sido tan experimental en la precuela. Pablo Kurt, máximo responsable del portal web de reseñas FilmAffinity reconoció su grata sorpresa en su crítica:
«Y Tarantino consiguió sorprenderme. Esperaba una continuación en tiempo, estilo y contenido del -para mí- mediocre Volumen I, pero todo mejora. Y mucho. El brillantísimo comienzo ya nos regala una clase magistral de dirección, de cómo contar una historia (la matanza en Two Pines) con una sutileza, un «tempo» y una elegancia con la cámara como ningún otro director del mundo podría hacerlo. La acción pasa a un segundo plano, los personajes cogen profundidad, los diálogos ganan en riqueza (genial la historia de «Supermán»), y el «toque Tarantino» vuelve a aparecer en planos, frases y conjunto en general.
Un nuevo clásico
Revisité luego el Volumen I por si había tenido yo un mal día, pero, desafortunadamente, las impresiones fueron las mismas: un pasable filme de acción y devoción por el cine de artes marciales. Obviamente en Volumen II ambas cosas no desaparecen, pero Quentin se centra más en lo que mejor sabe hacer: un cine de diálogos envueltos en un ejercicio de estilo. Menos peleas, mucho más texto.
Puede que ambas juntas formen un conjunto enriquecedor, pero, dada mi desgana por las artes marciales, para mí Vol. II es otra película; bastante más compleja, mucho más profunda, más entretenida y, ante todo, esta sí, una película de «mi Tarantino». Del más moderno de los creadores. De los pocos capaces de aportar algo nuevo al cine actual, capaces de sorprendernos«.