El terror siempre ha estado a la orden del día. La secuela de terror que mantiene el nivel de la primera entrega.
El terror siempre ha estado en boca de los jóvenes. En especial, desde que el ya manido subgénero del slasher dio paso al cine comercial de demonios y fantasmas en el que James Wan marcó tendencia. La saga Expediente Warren ha logrado el difícil objetivo de convencer tanto a la crítica social como a la académica y, desde entonces, son muchos los proyectos que se han presentado con una temática similar.
Por eso es tan meritorio que John Krasinski decidiera en 2018 romper el molde con Un lugar tranquilo. Su idea se basaba en una invasión extraterrestre en la que los nuevos inquilinos, con ansias de destrucción, eran ciegos y guiaban sus pasos gracias a un sentido del oído extraordinariamente desarrollado. Krasinski tomó prestada la atmósfera silenciosa y apocalíptica de The Walking Dead e introdujo en ella a sus monstruosos seres, influidos por el Demogorgon de Stranger Things. El resultado fue un éxito rotundo que llevó al director a rodar la secuela apenas dos años más tarde.
Mucho más introspectiva
Un lugar tranquilo 2 se mantuvo en la línea de las expectativas. Y es que Krasinski supo aprovechar mejor que nadie el retorno del subgénero alienígena con el fulgurante éxito de la serie de los hermanos Duffer. Su sinopsis oficial reza así: «Tras los fatales acontecimientos sucedidos en la primera parte, la familia Abbot (Emily Blunt, Millicent Simmonds y Noah Jupe) debe enfrentarse a los peligros del mundo exterior mientras luchan en silencio por sobrevivir. Forzados a aventurarse en lo desconocido, pronto se dan cuenta de que las criaturas que cazan orientadas por el sonido no son la única amenaza que acecha más allá del camino de arena».
Mientras que la primera parte se limitaba a poner en práctica su original premisa, en la secuela prima el desarrollo psicológico de los personajes. La primera parte se centraba en la acción, en el silencio sepulcral que invadía el mundo después de la catástrofe, una catástrofe de la que no se nos desvela nada.
Esto cambia en la segunda entrega, que desgrana en su prólogo varias escenas de la llegada de las aberraciones a la Tierra. Las piezas del puzle comienzan a encajar y observamos en la familia protagonista unos rasgos de personalidad que hasta ese momento habían permanecido ensombrecidos por el instinto de supervivencia.