La película de Greta Gerwig expone un complejo guion que, aunque cargado de sentido del humor, no tiene nada de infantil.
Este pasado 20 de julio llegó a las salas de cine Barbie, el nuevo trabajo de Greta Gerwig, una directora aclamada por la crítica por sus anteriores Lady Bird y Mujercitas, esta última ganadora de varios premios Óscar. Como ya adelantó Tele-visionando cuando anunció la continuación de Las crónicas de Narnia, la directora es conocida por imprimir a sus cintas un marcado estilo personal, generalmente basado en vivencias que tuvieron una gran trascendencia en su vida.
Y Barbie no es la excepción. De hecho, más que como una película al uso podría definirse como un ensayo sobre el feminismo y sobre cómo las muñecas diseñadas por Mattel han mermado las ansias de igualdad por la que lucha la sociedad actual y que ya empezaban a fraguarse en la década de los 90.
Casi desde la primera secuencia, el filme nos calza los zapatos del icónico juguete, encarnado por Margot Robbie, en Barbieland, un mundo perfecto y colorido donde los estereotipos se cumplen a rajatabla. Sin embargo, la protagonista se verá sumida en una crisis existencial que la llevará a romper los esquemas de su propio universo.
Estos esquemas se basan, por supuesto, en el establecimiento por parte de la sociedad e indirectamente también por la industria del juguete de un estereotipo de belleza: Barbie para las mujeres y Ken para los hombres. Durante toda la película, este estereotipo no solo no se esconde, sino que los personajes lo critican abiertamente a través de los diálogos, que unas veces arrancarán la carcajada al espectador y otras tantas le harán reflexionar.
Fuego con fuego
Para enarbolar una sátira de estas características y alcance se debe partir desde dentro y no desde fuera. Gerwig se burla de los ridículos estereotipos de género convirtiendo a cada uno de sus personajes en un estereotipo andante que irá evolucionando conforme avance la cinta. Así pues, Barbie se preocupa por problemas tan mundanos como sus pies, la celulitis o el aspecto que muestra después de haber pasado una mala noche.
Por otro lado, Ken, interpretado por un inmenso Ryan Gosling, tan solo parece hablar de cervezas y mujeres hasta que finalmente llega la gran revelación de la película. En ‘Barbie’, el feminismo no es una moraleja ni subtexto, sino texto. La igualdad de género es , al mismo tiempo, el tema y el mensaje final de una película redonda en su guion, impecable en sus actuaciones y original en su planteamiento que seguramente será candidata a varias estatuillas este año 2023.