Una de las escenas más icónicas del cine fue grabada a contrarreloj

El atardecer es esa luz que todo director quiere tener en sus escenas, pero que requiere mucho trabajo y problemas. El director Damien Chazelle no solo superó esta tarea sino que además lo hizo con una de las escenas más icónicas.

Muchos fotógrafos o directores han llamado “la hora dorada” a ese preciso momento donde la luz solar es perfecta para capturar imágenes. Una luz que solo tiene lugar en el amanecer y el atardecer, lo que dificulta su uso en las películas. Un director no siempre puede permitirse el lujo de repetir la escena, puesto que la luz desaparece. Muy pocos son los que quieren arriesgarse a grabar en un periodo tan corto de tiempo.

Pero el director Damien Chazelle decidió arriesgarse y recurrir a ella en la escena en la que los protagonistas, Emma Stone y Ryan Gosling bailan mientras caminan hacia sus coches después de una fiesta.

La escena fue rodada en Griffith Park, desde donde los personajes y la audiencia disfrutan de unas maravillosas imágenes de Los Ángeles.

Linus Sandgreen, director de fotografía, contó en una entrevista que querían firmarlo todo de una sola toma para conseguir la sensación de que estaba sucediendo de verdad. Y para conseguir eso rodaron sobre una grúa. Había 27 marcas en la escena y tanto la cámara como los actores debían llegar a tiempo.

Después de muchos ensayos consiguieron una escena icónica de la película. Pero antes de eso los protagonistas llevaron a cabo un entrenamiento de baile de tres meses previo al inicio del rodaje. Y tan solo tuvieron media hora para demostrar todo lo que habrían aprendido. Era necesario que la escena saliera perfecta o tendrían que esperar 24 horas para repetirlo, lo que sería un gasto de dinero y tiempo en el rodaje de la película.

Una dupla inseparable

Con esa película, Linun Sandgreen, director de fotografía conseguiría el Oscar a Mejor dirección de fotografía. Y desde ese momento no se ha separado de Damien Chazelle, director. Han trabajado juntos en First Man (2018) y en Babylon (2022). Ambas películas también muy aclamadas por el público.

Con esta maravillosa escena ambos demostraron que en ocasiones es importante correr riesgos para que algo termine adquiriendo una belleza o valores tan importantes como el de esta escena que se ha quedado grabada en la retina de muchos espectadores. Y se ha convertido en una escena icónica en el mundo del cine.